lunes, 22 de agosto de 2011

¿Qué hay detrás del crimen y la violencia en Centroamérica?

Como me gustan los análisis, cortos, pero brillantes !!!

Columna elaborada por Marcelo Colussi del Área de Estudios Sociourbanos dela Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (AVANCSO, Guatemala) ,fue la el Editorial del noticiero Maya K'at del día martes 31 de mayo del 2011
Recientementeen el informe 2011 “Crimen y violencia en Centroamérica. Un desafío para eldesarrollo”, del Banco Mundial, puede leerse que “El cri-men y la violenciaconstituyen el problema clave para el desarrollo de los paísescentroamericanos. En tres países -El Salvador, Guatemala y Hondu-ras- losíndices de crimen y violencia se encuentran entre los tres más altos de AméricaLatina. (…) Las tres causas principales de la violencia en la re-gión: eltráfico de drogas, la violencia juvenil y las maras, y la disponibilidad dearmas de fuego [y] la debilidad de las instituciones judiciales como un alto factorde riesgo frente a la expansión del crimen y la violencia generali-zadas”. Pero¿Qué hay detrás del crimen y la violencia en Centroamérica?
Toda Centroamérica –una de las regiones más pobres del mundo– está hoyvirtualmente en guerra. Firmados los débiles procesos de paz en años pasa-dos(Nicaragua en 1990; El Salvador en 1992; Guatemala en 1996), ningún paísconoció ni la paz ni la recuperación económica. Las guerras oficialesterminaron, sin embargo el área siguió militarizada, violentada, con índicesaltos de criminalidad, plagada de armas.
La violencia es negocio para muchos; por supuesto que no para las grandesmayorías, que son quienes siguen poniendo los muertos y heridos, estén o no enguerra en términos técnicos. Pero sí para los distintos grupos de po-der:élites históricamente dominantes ligadas a la agroexportación, nuevas élitesvinculadas a los negocios “calientes” (crimen organizado, narcotráfico, lavadode dinero) y, como siempre, la omnipresente “Embajada”.
Si bien Centroamérica no representa un gran mercado para las multinacio-nalesestadounidenses, la zona tiene importancia vital en la estrategia de dominacióncontinental. La militarización en marcha así lo indica, por ello la presenciamilitar de Washington en América Central y el Caribe está cre-ciendo a pasosagigantados, amparándose en la siempre justificable “lucha contra el crimenorganizado y el narcotráfico”.
Guatemala, sin presencia militar estadounidense directa y asolada por el crimenorganizado, ya tuvo un estado de excepción entre fines del 2010 e inicios del2011, medida que más allá de la espectacularidad mediática, no condujo a ningúnavance real en el combate a la narcoactividad. Y ahora, con la reciente masacreen el Petén, vuelve a sufrir un estado de sitio.
Centroamérica atraviesa un período de violencia crítica que justifica lanece-sidad de más “mano dura”, más armas para combatir a este flagelo delcri-men organizado “desatado”, más estados de sitio. Toda esta criminalidadviolentísima abona, en definitiva, la idea de “Estados fallidos” y laconse-cuente “necesidad de Washington” de ir a salvarlos.
¿Será cierto que a la actual administración de Washington le preocupa elnarcotráfico? Si hubiera un interés real por terminar con un problema de saludpública tan amplio como el consumo de drogas ilegales en su país, otrasdeberían ser las iniciativas. Quemar sembradíos de coca o marihuana enLatinoamérica no baja el consumo de estupefacientes entre los jóvenes de NewYork o Los Ángeles.
La violencia nunca puede combatirse eficazmente con más violencia. Enton-ces: ¿porqué se sigue militarizando un problema que no es militar? ¿Será que esta“guerra a muerte” contra el narcotráfico y el crimen organizado tiene otrosintereses?
Esta lucha permite a la geoestrategia de Estados Unidos estar donde quiere,cuando quiere y haciendo lo que quiere. Si de la salud pública de sus adic-tosse tratase, no invadiría ni abriría bases militares en el extranjero, y en vezde soldados debería de tener médicos y psicólogos en sus territorios.
Sin dudas México y los países centroamericanos constituyen hoy la rutaprincipal por la que transita la droga latinoamericana con rumbo a EstadosUnidos, con poderosos cárteles que terminan siendo un Estado dentro delEstado, moviendo buena parte de las economías locales.
Sin dudas en estos momentos asistimos a una catarata mediática impresio-nanterespecto a estos temas: la masacre recientemente ocurrida en Petén dio lavuelta al mundo y convirtió al país en un bochorno para la humani-dad. No estáde más recordar, de paso, que en este mismo país, algunos años atrás y conbeneplácito de la Casa Blanca se perpetraron más de 600 masacres de campesinosde origen maya, base social del movimiento arma-do de aquel entonces. Y de esono apareció ni una sola nota en su momen-to. La sensación que se transmite adiario por los medios de comunicación es que las mafias delincuenciales “tienende rodillas a la población”. Todo ello justifica la implementación de planessalvadores. En ese sentido puede entenderse que la actual explosión denarcoactividad y crimen organizado es totalmente funcional a una estrategia decontrol regional, donde el men-saje mediático prepara las condiciones paraposteriores intervenciones.
Ahora bien: ¿son efectivamente las prioridades de Centroamérica la luchacontra todas estas calamidades? ¿Mejorarán las condiciones de vida de suspoblaciones por medio de esta nueva iniciativa de remilitarización?Segura-mente no, pero sí mejorarán los balances de las grandes empresas del Nor-te.La ola de violencia que no para en la región ¿sólo con más violencia po-dráterminarse? ¿Y qué tal si se legaliza la droga, o se crean puestos detra-bajo para los jóvenes? Evidentemente no es ese el negocio trazado por losgrandes poderes.
Guatemala 31 de mayo del 2011
Fecha:03/06/2011




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