Desde México hasta el norte de Argentina, el felino más grande y único de América, y el tercero a nivel mundial después del tigre y el león, se encuentra en serio peligro de extinción.
En el 2002 las estadísticas de esta especie se cifraban en menos de 50 mil ejemplares adultos, pero a partir de esa fecha se ha perdido más del 50 por ciento, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Por ejemplo, en el 2006 se calculaba que quedaban en México entre cien y 150 ejemplares, de acuerdo a la información de Óscar Moctezuma, director del Comité para la Conservación de Especies Silvestres.
En Guatemala, en la Reserva de la Biosfera Maya —un área de 15 mil km2— se calcularon en el 2006 unos 250 ejemplares, de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Áreas Protegidas.
En Costa Rica subsiste una población de por lo menos 150 a 200 jaguares. En países como El Salvador y Uruguay están extinguidos.
El refugio más extenso del jaguar se ubica en la selva amazónica y Centroamérica.
Nicolás Lodeiro, presidente de Red Yaguareté, una organización dedicada a proteger al jaguar en Argentina, afirma que “el deterioro y pérdida de su hábitat, la cacería y la disminución de sus presas naturales” están acabando con ese animal.
“A principios del siglo XIX fue cazado indiscriminadamente por su piel y cráneo. Sin embargo, los ataques al ganado hacen que los propietarios de las reses corran a cobrarse la venganza escopeta en mano, por lo que el jaguar pasó de cazador a presa”, expresa Carlos Sandoval, director de la reserva Yacutinga Lodge, en la selva Misionera de Argentina.
La disminución de sus víctimas naturales, como armadillos, conejos o jabalíes, que son abatidos por el hombre para su propio consumo, han empujado al jaguar a convertir a los vulnerables terneros en parte de su menú.
No obstante, “los ataques de jaguares al ganado son insignificantes en comparación a la mortalidad por otras causas”, expone la experta Mariana Altrichter.
Pero quizá la principal causa de que este felino se halle en peligro de extinción sea la deforestación. Las explotaciones agropecuarias y la construcción de infraestructuras le están ganando terreno a la selva, y su expansión va minando poco a poco las poblaciones de jaguares.
Para Sandoval, la población actual de este felino es “tan precaria”, que “está condenado a la extinción” en el sur de las selvas sudamericanas. “No existen posibilidades de recuperarlo”, se lamenta.
Los ecologistas temen que dentro de algunos años solo quede la leyenda del cazador más temido de América, debido a que lamentablemente el ser humano se ha convertido en la principal amenaza para este gran depredador, que ahora se ha convertido en presa.
Fuente: prensalibre.com.gt 12/09/10