Es el hombre más rico de África, una de las cien personas más influyentes del
mundo para la revista Time, y, según Forbes, ha entrado por
derecho propio en el top 25 de multimillonarios mundiales —en el puesto
24— con una
fortuna estimada en 25.000 millones de dólares (algo más de 18.000 millones
de euros). El empresario e industrial nigeriano Alhaji Aliko Dangote, de 57
años, ha asentado su extraordinaria carrera en la producción y distribución de
cemento, azúcar y harina, aunque en los últimos años ha desembarcado con fuerza
en el negocio del petróleo. Convencido del enorme potencial de su país y firme
defensor de que los propios africanos son quienes deben desarrollar el
continente, porque nadie lo hará en su lugar, también destina parte de sus
beneficios a causas nobles, como la lucha contra la polio.
Nacido en Kano, un Estado musulmán del norte de Nigeria, el 10 de abril de 1957 en el seno de una familia acomodada, tras estudiar Administración de Empresas en la Universidad de Al-Azahar de El Cairo (Egipto), con apenas 20 años se trasladó a Lagos, capital económica del país, para trabajar junto a un tío suyo comerciante. Entonces recibió un préstamo de su abuelo que le permitió fundar su propia empresa. Corría el año 1978. En solo seis meses ya había devuelto el dinero y su pequeña sociedad comercial navegaba con rumbo firme. “Las cosas fueron muy bien rápidamente, mucho mejor de lo que, incluso, esperaba”, ha dicho en varias ocasiones el propio Dangote.
Si bien en los primeros años se dedicaba al comercio de productos locales, en 1980 daba un paso más y llevaba a cabo su primera importación de azúcar a gran escala. Desde sus inicios, centró su actividad en el sector de la alimentación: comida para niños, harina, arroz, pescado congelado. Compraba en el extranjero y vendía en Nigeria, lo que le generaba importantes beneficios. El siguiente paso fue la creación de fábricas para procesar la comida. Y de ahí dio el salto al cemento. En la actualidad, su compañía, el Grupo Dangote, domina el mercado del azúcar y la harina en su país y es el mayor productor de cemento de toda África.
Año a año, su capital fue creciendo. Empezó a ser conocido como el “chico de oro” nigeriano. No faltaron voces en el país que criticaron sus explícitos apoyos al Partido Democrático Popular (PDP), que desde hace 15 años domina la vida política nigeriana, y su estrecha amistad con el presidente Olasegun Obasanjo (1999-2007). Siempre ha sabido llevarse bien con el poder, aunque, en realidad, la marca de la casa de Dangote es su extraordinaria habilidad para tejer relaciones con todos los grupos económicos, sociales y políticos del país. Musulmán del norte, prosperaba en el sur cristiano. Para él, los negocios no sabían de fronteras ni de límites.
Pese a que Nigeria es el gran exportador de crudo continental, y aunque tenía ciertos intereses en el sector, hasta ahora se había resistido a la tentación de entrar de lleno en el mundo del petróleo. “En mi país, mucha gente piensa que no puede ganar dinero al margen del petróleo, pero eso es falso. El petróleo hace a la gente perezosa”, aseguró el magnate en una reciente entrevista a la BBC. Sin embargo, el año pasado, Dangote anunció uno de sus proyectos más ambiciosos: construir la primera gran refinería del país con una inversión estimada de 3.300 millones de dólares (unos 2.400 millones de euros). Nigeria exporta muchísimo crudo, pero es uno de los grandes importadores de productos petroleros porque no posee industrias de transformación. Él quiere cambiar esta balanza negativa.
Y es que tiene las ideas muy claras. “Nadie va a desarrollar las economías de los países africanos, solo nosotros podemos hacerlo. Cuando los africanos empezamos, otros nos siguen; pero si te sientas a esperar por inversores extranjeros que desarrollen nuestros países, eso no ocurre nunca. Llevo 15 años oyendo hablar de que los chinos van a desempeñar ese papel, pero no es cierto”, asegura Dangote. Una de las claves es la diversificación. Alimentación, cemento y ahora petróleo, pero también telecomunicaciones, banca, sector textil. La poderosa maquinaria del Grupo Dangote no se detiene nunca y ha sabido medrar en contextos a veces complicados. Nigeria se acaba de convertir en la primera economía de África, pero también lidera las estadísticas de corrupción del continente. “La corrupción no detiene los negocios; molesta, pero no los impide”, explica.
En la lista en la revista Time de la semana pasada que le sitúa como una de las personas más influyentes del momento, Bill Gates destacaba en su escrito el lado filantrópico de Aliko Dangote: “Es el hombre más rico de África y sus actividades empresariales están llevando el crecimiento a lo largo de todo el continente. Esto es impresionante; sin embargo, le conozco mejor como un líder en la búsqueda constante de formas de reducir la brecha entre la empresa privada y la salud pública”. Lucha contra la polio, apoyo a Unicef, construcción de un centro internacional contra el cáncer en Abuya, donación de aparatos de diálisis al hospital de Lagos, empoderamiento, educación, ayuda en catástrofes humanitarias... la Fundación Dangote despliega una enorme actividad.
En la actualidad, su grupo empresarial está presente en nada menos que 16 países, de Benín a Níger, de Sudáfrica a Camerún, y emplea a unas 10.000 personas. Desde sus inicios como pequeño comerciante ha logrado convertirse en una especie de rey Midas que convierte en oro todo lo que toca, el empresario con el que sueña toda África. Pero le ha llevado tiempo y esfuerzo. “Levanté un emporio y me convertí en el negro más rico del mundo en el año 2008, pero no sucedió de la noche a la mañana. Me llevó 30 años llegar adonde estoy ahora. Los jóvenes de hoy día quieren ser como yo, pero tienen prisa. Así no son las cosas. Para montar un negocio de éxito debes empezar desde abajo y soñar por todo lo alto. En la travesía de la iniciativa empresarial, la tenacidad es lo más importante”. Palabra de Aliko Dangote.
Nacido en Kano, un Estado musulmán del norte de Nigeria, el 10 de abril de 1957 en el seno de una familia acomodada, tras estudiar Administración de Empresas en la Universidad de Al-Azahar de El Cairo (Egipto), con apenas 20 años se trasladó a Lagos, capital económica del país, para trabajar junto a un tío suyo comerciante. Entonces recibió un préstamo de su abuelo que le permitió fundar su propia empresa. Corría el año 1978. En solo seis meses ya había devuelto el dinero y su pequeña sociedad comercial navegaba con rumbo firme. “Las cosas fueron muy bien rápidamente, mucho mejor de lo que, incluso, esperaba”, ha dicho en varias ocasiones el propio Dangote.
Si bien en los primeros años se dedicaba al comercio de productos locales, en 1980 daba un paso más y llevaba a cabo su primera importación de azúcar a gran escala. Desde sus inicios, centró su actividad en el sector de la alimentación: comida para niños, harina, arroz, pescado congelado. Compraba en el extranjero y vendía en Nigeria, lo que le generaba importantes beneficios. El siguiente paso fue la creación de fábricas para procesar la comida. Y de ahí dio el salto al cemento. En la actualidad, su compañía, el Grupo Dangote, domina el mercado del azúcar y la harina en su país y es el mayor productor de cemento de toda África.
Año a año, su capital fue creciendo. Empezó a ser conocido como el “chico de oro” nigeriano. No faltaron voces en el país que criticaron sus explícitos apoyos al Partido Democrático Popular (PDP), que desde hace 15 años domina la vida política nigeriana, y su estrecha amistad con el presidente Olasegun Obasanjo (1999-2007). Siempre ha sabido llevarse bien con el poder, aunque, en realidad, la marca de la casa de Dangote es su extraordinaria habilidad para tejer relaciones con todos los grupos económicos, sociales y políticos del país. Musulmán del norte, prosperaba en el sur cristiano. Para él, los negocios no sabían de fronteras ni de límites.
Pese a que Nigeria es el gran exportador de crudo continental, y aunque tenía ciertos intereses en el sector, hasta ahora se había resistido a la tentación de entrar de lleno en el mundo del petróleo. “En mi país, mucha gente piensa que no puede ganar dinero al margen del petróleo, pero eso es falso. El petróleo hace a la gente perezosa”, aseguró el magnate en una reciente entrevista a la BBC. Sin embargo, el año pasado, Dangote anunció uno de sus proyectos más ambiciosos: construir la primera gran refinería del país con una inversión estimada de 3.300 millones de dólares (unos 2.400 millones de euros). Nigeria exporta muchísimo crudo, pero es uno de los grandes importadores de productos petroleros porque no posee industrias de transformación. Él quiere cambiar esta balanza negativa.
Y es que tiene las ideas muy claras. “Nadie va a desarrollar las economías de los países africanos, solo nosotros podemos hacerlo. Cuando los africanos empezamos, otros nos siguen; pero si te sientas a esperar por inversores extranjeros que desarrollen nuestros países, eso no ocurre nunca. Llevo 15 años oyendo hablar de que los chinos van a desempeñar ese papel, pero no es cierto”, asegura Dangote. Una de las claves es la diversificación. Alimentación, cemento y ahora petróleo, pero también telecomunicaciones, banca, sector textil. La poderosa maquinaria del Grupo Dangote no se detiene nunca y ha sabido medrar en contextos a veces complicados. Nigeria se acaba de convertir en la primera economía de África, pero también lidera las estadísticas de corrupción del continente. “La corrupción no detiene los negocios; molesta, pero no los impide”, explica.
En la lista en la revista Time de la semana pasada que le sitúa como una de las personas más influyentes del momento, Bill Gates destacaba en su escrito el lado filantrópico de Aliko Dangote: “Es el hombre más rico de África y sus actividades empresariales están llevando el crecimiento a lo largo de todo el continente. Esto es impresionante; sin embargo, le conozco mejor como un líder en la búsqueda constante de formas de reducir la brecha entre la empresa privada y la salud pública”. Lucha contra la polio, apoyo a Unicef, construcción de un centro internacional contra el cáncer en Abuya, donación de aparatos de diálisis al hospital de Lagos, empoderamiento, educación, ayuda en catástrofes humanitarias... la Fundación Dangote despliega una enorme actividad.
En la actualidad, su grupo empresarial está presente en nada menos que 16 países, de Benín a Níger, de Sudáfrica a Camerún, y emplea a unas 10.000 personas. Desde sus inicios como pequeño comerciante ha logrado convertirse en una especie de rey Midas que convierte en oro todo lo que toca, el empresario con el que sueña toda África. Pero le ha llevado tiempo y esfuerzo. “Levanté un emporio y me convertí en el negro más rico del mundo en el año 2008, pero no sucedió de la noche a la mañana. Me llevó 30 años llegar adonde estoy ahora. Los jóvenes de hoy día quieren ser como yo, pero tienen prisa. Así no son las cosas. Para montar un negocio de éxito debes empezar desde abajo y soñar por todo lo alto. En la travesía de la iniciativa empresarial, la tenacidad es lo más importante”. Palabra de Aliko Dangote.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/05/02/gente/1399040764_296607.html
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