domingo, 11 de septiembre de 2011

Efectos del peso corporal sobre la mortalidad en hombres con enfermedad coronaria

Efectos del peso corporal sobre la mortalidad en hombres con enfermedad coronaria
La asociación entre el índice de masa corporal y la mortalidad ajustada por edad en hombres con enfermedad coronaria presenta forma de U, es decir que la mortalidad aumenta en los hombres obesos y en aquellos extremadamente delgados.

Dres. Benderly M, Boyko V, Goldbourt U
American Journal of Cardiology 106(3):297-304, Ago 2010

Discusión
La mayor parte de los participantes de este análisis (67%) tenían sobrepeso u obesidad. El IMC mostró una asociación transversal monotónica con una cantidad de factores de riesgo (edad, DBT, hábito de fumar y componentes del SM). El menor riesgo se comprobó en aquellos pacientes delgados y el mayor, en los obesos. A pesar de esto, los autores hallaron una asociación en forma de U entre el IMC y las tasas de mortalidad ajustadas por edad en 12 años de seguimiento. En la población analizada, los IMC entre 23 y 24.99 kg/m2 se asociaron con las menores tasas de mortalidad. Luego de ajustes multivariados, el riesgo fue similar al encontrado en los pacientes con IMC entre 20 y 29.99 kg/m2, sin diferencias significativas entre los subgrupos.

Estos resultados coinciden con los de un metanálisis reciente con datos de 388.622 pacientes, que informó poco aumento en la mortalidad por todas las causas en personas con sobrepeso, y un incremento moderado en aquellas con obesidad. El Prospective Studies Collaboration arrojó resultados similares.

La mayor mortalidad señalada en los sujetos delgados podría deberse a causalidad inversa o a un sesgo temporal, mientras que el bajo peso podría reflejar enfermedades preexistentes como la caquexia cardíaca asociada con insuficiencia cardíaca o EPOC. Esta última se relaciona con pérdida de peso y es muy prevalente en pacientes delgados y con arteriopatía periférica. En este estudio, los autores hallaron que el diagnóstico de cáncer previo al inicio o dentro de los 6 meses de iniciado fue levemente más frecuente en los participantes delgados; y si bien la mayor prevalencia de EPOC y tabaquismo se detectó al momento de la primera evaluación en los hombres delgados, luego de los ajustes por estas variables el riesgo asociado con bajo peso no se modificó.

Se han publicado diversos informes acerca de una relación inversa entre el IMC y la mortalidad en pacientes con EC, cuyos motivos no son claros. Tal vez la obesidad confiera cierta protección en el período siguiente a un evento agudo o a un procedimiento (a los que se refieren la mayoría de dichos informes), pero se asocie con un incremento del riesgo en el largo plazo, como se señala en otros numerosos trabajos. El efecto protector inicial podría relacionarse con la función del tejido adiposo de reservorio de células progenitoras adultas capaces de transformarse en cardiomiocitos o células endoteliales. Los autores también postulan que la presencia de obesidad incentiva tratamientos más agresivos, lo que resulta en un mejor pronóstico a corto plazo.

Se valoró la posibilidad de que las diferencias en la asociación del IMC y la mortalidad dependiese de otros factores de riesgo; la existencia de cada factor estudiado ocasionó efectos deletéreos sobre la supervivencia, especialmente en los pacientes delgados, cuyo pronóstico fue mucho más desfavorable en presencia de tabaquismo, insuficiencia renal o antecedentes de IAM. La caquexia secundaria a enfermedad podría explicar la paradoja de la obesidad en personas con EC.

La pérdida de peso inmediatamente después de un IAM parece asociarse con mayor mortalidad. Estos resultados no descartan los beneficios posibles derivados de un descenso ponderal controlado por modificaciones del estilo de vida, como se ha informado en diversos estudios.

Los autores señalan como ventajas de la presente investigación su carácter prospectivo, el período de seguimiento prolongado y que los IMC se calcularon con los datos objetivos y no con los referidos por los participantes. Como limitaciones, reconocen que el IMC, si bien útil como predictor a nivel poblacional, no es una medida directa de la composición corporal y no permite distinguir la localización o el tipo de grasa, lo que podría reducir su capacidad predictiva de riesgo. El IMC sería más preciso en los extremos de su distribución (delgadez y obesidad). En los rangos intermedios, es importante tomar en cuenta la distribución y características de la grasa corporal. Las ventajas del IMC son su accesibilidad y precisión, a diferencia de la medición de la circunferencia de cintura, que puede variar entre diferentes observadores, además de que tampoco permite la distinción entre grasa abdominal visceral y subcutánea.

Artículo completo:  http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=68113

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