domingo, 29 de julio de 2012

LAS BELLEZAS OLÍMPICAS DE LONDRES 2012

Vale la pena verlas !!!
http://tendencias.as.com/2012/07/bellezas-olimpicas.html

jueves, 26 de julio de 2012

El Popol Wuj es NUESTRO

El Popol Wuj es nuestro

La presidenta del Tribunal supremo Electoral indicó que se gastarían poco más de Q260 millones en la consulta popular que se realizaría en Guatemala por el conflicto con Belice. ¿No sería más barato y más trascendental dejar atrás las ideas decimonónicas y pensar en recuperar algo más nuestro que un país que ya es independiente de Inglaterra y que no tendríamos a quién pelearle? A menos que el tema Belice quisiera servir a propósitos de veladura política, diría yo que es un asunto que nace muerto y que vamos a malgastar el dinero que nos hace falta para la educación y la salud de nuestra niñez.

Carolina Escobar Sarti
CAROLINA ESCOBAR SARTI
Fundamental sería, en cambio, recuperar los bienes patrimoniales que tienen que ver con nuestra historia y nuestros orígenes. Como el Popol Wuj, por ejemplo. La biblia maya es un bien que trasciende lo tangible y se conecta con la función social de los mitos fundantes de una civilización. Ahora que la diplomacia cultural está tan de moda, convendría preguntar a gobiernos extranjeros y coleccionistas privados de otras latitudes que poseen ese y otros bienes patrimoniales, qué significado tienen para ellos, además del muy evidente de la posesión de ser bienes que cuestan millones de dólares.
Déjenme soñar: sería algo inédito para la humanidad que, con motivo del Oxlajuj Baktun, le fuera devuelto al pueblo maya el Popol Wuj que está en la Biblioteca de Newberry en Chicago. Más aún, déjenme ir a la utopía: ¿Por qué no pensar en un acto colectivo por medio del cual varias naciones y colecciones privadas acordaran devolverle a Guatemala sus bienes patrimoniales? Esto marcaría una línea de salida para que todos los bienes patrimoniales fueran devueltos a sus países de origen. ¿O acaso no se hacen pactos inéditos estilo G-20 por razones menos nobles?
Pienso si Guatemala no sería un poco más Guatemala, a partir de tener nuestro Popol Wuh de regreso. Claro, esto tendría que ligarse a una sociedad que se apropiara del espíritu y la palabra popolwúhica o, al menos, la conociera. Pienso si no nos sentiríamos diferentes sabiendo que las famosas Cabezas de Cuarzo que están en colecciones privadas de Estados Unidos y Londres “vivieran” en nuestro país. ¿Cómo sentiríamos que los Códices de Dresden, París o Madrid, desperdigados por el mundo, o el de Borgia, en posesión del Vaticano, regresaran a su tierra? Ya solo de nombrarlo siento diferente, y no es por la posesión en sí misma, sino por la posibilidad de recuperar una memoria ancestral que nos compromete y responsabiliza de manera diferente respecto de lo que somos y hemos sido.
Si los domingos, en vez de ir al centro comercial, pudiéramos ir a visitar los Dinteles de Tikal que ahora están en Basilea, Suiza, a lo mejor estaríamos forjando otra identidad y otra ciudadanía. Si las Estelas del Naranjo o los Paneles de las Graderías de la Corona volvieran a Guatemala, a lo mejor estaríamos un poco más identificados con este país. Pero quizás me fui muy lejos, así que ¿por qué no comenzar por nuestro Popol Wuj y dejar este asunto en manos de la recién estrenada diplomacia cultural?

Fuente:  http://www.prensalibre.com/opinion/Popol-Wuj_0_743925625.html


miércoles, 18 de julio de 2012

La mujer guatemalteca es obesa, anémica y baja de estatura

Un estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dio a conocer el alto ascenso de la obesidad y la anemia entre las mujeres guatemaltecas. La desnutrición crónica en tanto, desciende tan despacio que, según afirmó el médico Reynaldo Martorell, autor del informe, el país tardará al menos cinco décadas en superar los déficits alimentarios si continúan las políticas actuales.

De acuerdo con la información presentada en ‘Intervenciones y opciones de políticas para combatir la desnutrición en Guatemala’, el porcentaje de sobrepeso aumentó del 38 por ciento en 1995 al 53 por ciento en 2009 en las mujeres ladinas, y del 28 al 47 por ciento en las indígenas.

“El sobrepeso y la obesidad afectan a la mitad de mujeres guatemaltecas. Esta cifra es alarmante: la proporción correspondiente a las mujeres mayores de 20 años en Estados Unidos es de 64 por ciento y la población latina llega al 76 por ciento”, indica el documento.

La gente come, pero mal

Para Martorell estas cifras son un indicativo de que el país necesita mejorar la calidad de los alimentos que ingiere. “En Guatemala no hay una deficiencia calórica, sino que la gente come mal. Compra calorías baratas, consume mucha azúcar, mucha chatarra, mucho carbohidratos simples. Y este tipo de dieta lo que produce es deficiencias de micronutrientes, anemia, y obesidad. Pero no hay desnutrición aguda, porque la gente come, pero come mal, lo mismo sucede con los niños”, dijo el experto.

La anemia en mujeres embarazadas se ha incrementado del 22.1 por ciento en 2002 al 29.1 en 2009. La de niños de 6 a 59 meses ha aumentado del 39.7 al 47.7 en estos 6 años.

Martorell explicó que las medidas para combatir la obesidad, y la anemia incluyen a muchas dependencias del Estado y que en Costa Rica, por ejemplo, se han reducido los niveles en los últimos años con un impulso de la comida sana en la dieta.

La mitad de la población es baja de estatura

“La madre guatemalteca (15-49 años) es de baja estatura, obesa y anémica. Su estatura es baja, y por lo tanto con mayor riesgo a sufrir problemas obstétricos al dar a luz. Esto es un reflejo de la desnutrición crónica de la niñez”, explica este informe.

El problema de la desnutrición en la época de lactancia, y la consiguiente baja talla, afecta al 50 por ciento de la población del país. El departamento con menor índice de estatura es Sololá, con un promedio de 144.4 centímetros, seguido de Quiché (144.5) y Huehuetenango (145.2).

La talla de la población es un reflejo de sus índices de nutrición, sobre todo en los 1,000 primeros días de vida. En Guatemala un 49.8 por ciento de los niños menores de 5 años padece de desnutrición crónica. En África es un 40 por ciento, mientras que en Asia es un 35 por ciento.

El Gobierno implementó La Ventana de los Mil días como uno de sus nuevos proyectos incluidos en el programa Pacto Hambre Cero. Está destinado a dar micronutrientes a las mujeres embarazadas y a sus hijos hasta los dos primeros años de vida; así como ofrecerles capacitaciones sobre el tipo de alimentación.

Pero a seis meses del inicio de este gobierno, el ambicioso programa todavía no ha comenzado a funcionar.

Fuente: http://www.elperiodico.com.gt/es/20120711/pais/214871/

martes, 10 de julio de 2012

Cranberry for UTI More Than Folk Remedy?

Drinking cranberry juice or taking cranberry capsules or tablets was associated with a protective effect against urinary tract infection, a systematic review found.

The pooled data from 10 studies comparing cranberry-product consumers against nonusers showed cranberry consumption had a risk ratio protective against UTI at 0.62 (95% CI 0.49 to 0.80), according to Chien-Chang Lee, MD, of the National Taiwan University Hospital, and colleagues.

A subgroup analysis found the cranberry products were more effective in women with recurrent UTI, female populations, children, regular cranberry juice drinkers, and those who used cranberry products more than twice daily, Lee and co-authors wrote in the July 9 issue of Archives of Internal Medicine.

"Cranberry-containing products have long been used as a folk remedy to prevent UTIs," the authors explained. Cranberry is thought to interfere with the attachment of bacteria to uroepithelial cells, potentially preventing infection.

The meta-analysis evaluated randomized controlled trials that compared the effectiveness of cranberry containing products, such as juices and pills, with placebo and non-placebo control groups at preventing UTIs. The review included data from 10 trials of 1,494 patients, with 794 in the cranberry group versus 700 in the control group.

In pooled trials, there was an association with protective effects for the cranberry group and significant heterogeneity between the trials (RR 0.68, 95% CI 0.47 to 1.00), but the results were nonsignificant, Lee and colleagues wrote.

They added that sensitivity analyses "showed that the protective effect of cranberry containing products was stronger in nonplacebo-controlled trials" and suggested that expectations of efficacy had an effect on outcomes.

When broken down by subgroup, there was a nonsignificant trend for protection in certain groups consuming cranberries, including:
  • Women with recurrent UTI (RR 0.53, 95% CI 0.33 to 0.83)
  • Female patients (RR 0.49, 95% CI 0.34 to 0.73)
  • Children (RR 0.33, 95% CI 0.16 to 0.69)
  • Cranberry juice drinkers (RR 0.47, 95% CI 0.30 to 0.72)
  • Patients consuming cranberry products more than twice daily (RR 0.58, 95% CI 0.40 to 0.84)

The authors noted that patients who drank cranberry juice versus other forms of cranberry may have been better hydrated, and additives in juice may have offered additional protective benefits not seen in cranberry tablets or capsules.

However, the high sugar content in most cranberry drink products may cause gastrointestinal problems or raise concerns about sugar control in diabetic patients, the authors warned.

They concluded that although their meta-analysis showed an association between cranberry product consumption and protection against UTI, "this conclusion should be interpreted with great caution" due to the "substantial heterogeneity across trials."

The authors said that their review was limited by absent searches for conferences, proceedings, and clinical trial registries; inability to reach some study authors to acquire missing data; and missing proanthocyanidin content for cranberry products in several trials. Proanthocyanidins are compounds that may potentially inhibit the adherence of Escherichia coli to urological mucosa, they wrote.

Fuente: Lee CC, et al "Cranberry-containing products for prevention of urinary tract infections in susceptible populations" Arch Intern Med 2012; 172: 988-996.